MÉXICO, jul (IPS) - Este mes, otra vez, una organización internacional de Derechos Humanos debió actuar de urgencia para proteger a una periodista de México ante amenazas por su trabajo, a las que en el caso de las mujeres se suma un trato discriminatorio frente a los varones en su misma situación.
Amnistía Internacional realizó una "acción urgente" el 5 de julio, para pedir a la población que presione al gobierno mexicano a fin de que proteja a la Lydia Cacho, por las nuevas amenazas de que ha sido víctima por sus revelaciones sobre las mafias de explotación infantil y trata de personas en la ciudad balnearia de Cancún.
Estas amenazas se suman a otras agresiones de las que son víctimas crecientes en este país mujeres periodistas por el ejercicio de su profesión, como le sucede a Ángeles Mariscal, que el día 20 denunció en una Audiencia Pública del Senado las amenazas de que es víctima por sus informaciones en el sureño estado de Chiapas.
El caso más grave es el de María Esther Aguilar, quien desapareció el 11 de noviembre de 2009, tras informar sobre los abusos de poder y las brutalidades cometidas por el jefe de la policía municipal de Zamora, en el suroccidental estado de Michoacán.
La reportera ya había recibido antes amenazas de grupos criminales durante sus 10 años de trabajo en diferentes medios regionales.
Aguilar, de 32 años y madre de dos niñas de siete y nueve años, se convirtió en la primera mujer periodista desaparecida en México, donde ha habido 13 periodistas desaparecidos y 70 asesinados en la última década, y es considerado por las Naciones Unidas como el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo.
Su caso, además, dejó en evidencia un tema poco explorado en los informes de agresiones a la prensa: el de la doble vulnerabilidad que sufren las periodistas por motivos de género.
"Hay diferencias entre una agresión a un periodista hombre y una periodista mujer", afirmó a IPS Lucía Lagunes, directora de Comunicación e Información de la Mujer (Cimac).
"Y básicamente se dan en dos cosas: una que tiene que ver con la familia, porque al hombre lo amenazan directamente y la mujer casi siempre la amenazan con dañar a su familia, y lo segundo es la violencia sexual y la difamación a su integridad", dijo.
Además, subrayó, "las mujeres periodistas tienen permanentemente una doble situación de vulnerabilidad, porque es más fácil que las empresas apoyen a los hombres amenazados, económicamente o para mudarse a otra ciudad".
Eso sucede "por la creencia de que es el jefe de la familia, por esta condición de creer que las mujeres somos mantenidas y que nuestro ingreso sigue siendo un ingreso de apoyo", planteó la directora de la organización no gubernamental que promueve los derechos de género mediante la comunicación.
Estas amenazas se suman a otras agresiones de las que son víctimas crecientes en este país mujeres periodistas por el ejercicio de su profesión, como le sucede a Ángeles Mariscal, que el día 20 denunció en una Audiencia Pública del Senado las amenazas de que es víctima por sus informaciones en el sureño estado de Chiapas.
El caso más grave es el de María Esther Aguilar, quien desapareció el 11 de noviembre de 2009, tras informar sobre los abusos de poder y las brutalidades cometidas por el jefe de la policía municipal de Zamora, en el suroccidental estado de Michoacán.
La reportera ya había recibido antes amenazas de grupos criminales durante sus 10 años de trabajo en diferentes medios regionales.
Aguilar, de 32 años y madre de dos niñas de siete y nueve años, se convirtió en la primera mujer periodista desaparecida en México, donde ha habido 13 periodistas desaparecidos y 70 asesinados en la última década, y es considerado por las Naciones Unidas como el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo.
Su caso, además, dejó en evidencia un tema poco explorado en los informes de agresiones a la prensa: el de la doble vulnerabilidad que sufren las periodistas por motivos de género.
"Hay diferencias entre una agresión a un periodista hombre y una periodista mujer", afirmó a IPS Lucía Lagunes, directora de Comunicación e Información de la Mujer (Cimac).
"Y básicamente se dan en dos cosas: una que tiene que ver con la familia, porque al hombre lo amenazan directamente y la mujer casi siempre la amenazan con dañar a su familia, y lo segundo es la violencia sexual y la difamación a su integridad", dijo.
Además, subrayó, "las mujeres periodistas tienen permanentemente una doble situación de vulnerabilidad, porque es más fácil que las empresas apoyen a los hombres amenazados, económicamente o para mudarse a otra ciudad".
Eso sucede "por la creencia de que es el jefe de la familia, por esta condición de creer que las mujeres somos mantenidas y que nuestro ingreso sigue siendo un ingreso de apoyo", planteó la directora de la organización no gubernamental que promueve los derechos de género mediante la comunicación.
Toda la información en la web de IPS
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